Podemos gustar a Dios

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persona leyendo la Biblia sobre una mesa

La mayoría de las personas están familiarizadas con frases como: adorar a Dios, venerar a Dios y servir a Dios.

¿Pero qué sucede cuando decimos gustar de Dios? Si le pidieramos a la persona promedio que pusiera un verbo antes de Dios, lo más seguro es que no se le ocurriría poner el verbo gustar. El concepto habitual acerca de Dios no involucra gustar de Él.  ¡Aun así, hay muchos versículos en la Biblia que nos muestran que realmente podemos gustar de Dios!

¿Por qué es necesario gustar de Dios?

Existen por lo menos dos razones por qué gustar de Dios es importante para nosotros como cristianos.

Primero, Dios quiere que gustemos de Él. Él no solamente quiere que le conozcamos con nuestra mente sino también que gustemos de Su dulzura en nuestro corazón. Los siguientes versículos nos muestran cómo el pueblo de Dios gustó de Él:

• Salmos 119:103:

¡Cuán dulces son a mi paladar Tus palabras!
¡Más dulce que la miel a mi boca!

• 1 Pedro 2:2-3:

Desead como niños recién nacidos, la leche de la palabra dada sin engaño, para que por ella crezcáis para salvación, si es que habéis gustado lo bueno que es el Señor.

Dulce y bueno. Así es el sabor de Dios en Su Palabra.

Segundo, que gustemos o no de Dios afecta cuánto somos nutridos de la Palabra de Dios. Y cuánto nos nutramos de la Palabra de Dios determina nuestro crecimiento en Cristo. Un bebé no puede crecer si no se alimenta.

El sabor del alimento afecta el apetito

El versículo anterior de 1 Pedro usa gustar del Señor en Su Palabra y desead Su Palabra en el mismo pasaje; esto tiene sentido porque entre más gustamos del Señor y Su Palabra, más desearemos Su Palabra. Por otro lado, si la Palabra nos es insípida, nuestro interés en ella menguará.

Medite un poco sobre su apetito físico. Si el alimento que usted come no tiene sabor, comer se hace un quehacer. En vez de disfrutar sus alimentos, quizás comience a dejar de comer algunas comidas al día. Una vez que comience a dejar de comer algunas comidas en forma regular, usted perderá el interés en comer. El apetito se mantiene saludable al comer alimentos deliciosos y nutritivos.

Dios creó para nosotros el alimento físico de una manera maravillosa. Él podía haber creado todo el alimento de un color gris y sabor insípido, ¡pero no lo hizo! Comer es agradable por los diferentes colores, texturas y sabores de los alimentos.

La diversidad de colores (rojo, amarillo, verde, anaranjado, morado) y sabores (dulce, agrio, salado) muestran las riquezas deliciosas e ilimitadas que Dios desea que gustemos de Él en Su Palabra.

Ciertamente la Palabra de Dios no debe volverse “gris” o “insípida”. Cuando gustamos de la dulzura y de lo bueno que Dios es en Su Palabra, nuestro apetito espiritual se despertará. Regresaremos por más, puesto que nos encantará el sabor.

Si nuestro apetito por la Palabra de Dios mengua, quizás se deba a que no gustamos de Dios mientras la leemos.

¿Cómo es posible?

Podemos gustar de Dios en Su Palabra puesto que la Biblia es distinta de cualquier otro libro que existe. Mateo 4:4 nos dice que las palabras de la Biblia salen de la boca de Dios. Ya que las palabras de Dios salen de Su propio ser, estas contienen el elemento de Dios y llevan Su sabor.

No obstante, de igual manera que gustar del alimento físico no es una actividad mental, gustar de Dios no es tampoco algo teórico.  Gustar de Dios es algo que se puede experimentar y es algo que es subjetivo.
Desafortunadamente, es posible leer la Biblia y no gustar de Dios. Gustar de Dios o no, depende de cómo nos dirijamos a la Biblia.

Las maneras que nos impiden saborear de Dios en Su Palabra

Es probable que no saboreemos de Dios lo suficiente si:

  • leemos Su Palabra sólo para cumplir con nuestro “deber como cristianos”, pero no abrimos completamente nuestro corazón
  • nuestra intenciones simplemente tienen como propósito obtener más conocimiento sobre Dios de una manera objetiva
  • nos enfocamos en buscar maneras de mejorarnos a nosotros mismos

Quizás obtengamos un conocimiento objetivo sobre Dios o aprendamos algo interesante, pero no gustaremos de Dios.

Las maneras que nos ayudan a saborear de Dios en Su Palabra

Podemos saborear de Dios en Su Palabra cuando:

  •  leemos la Biblia con un corazón abierto y hambriento por Dios. Algo que nos puede ayudar antes de leer es hacer una oración corta: “Señor Jesús, abro mi corazón a Ti. Vengo a Ti porque te necesito y tengo hambre de Ti”.
  •  acudimos al Señor mismo y no a las letras en blanco y negro. Teniendo esto en mente, podemos orar: “Señor, no quiero que pases desapercibido en Tu Palabra. Es mi deseo poder hallarte en Tu Palabra”.
  •  nos enfocamos en la Persona maravillosa del  Señor y en todo lo que ha hecho, y no en nosotros. Una oración sencilla puede enfocarnos en Cristo y Su Palabra: “Señor pongo todo mi ser para enfocarme en Ti. Deseo ver tu Persona maravillosa en Tu Palabra. Muéstrame más de Ti”.

Es muy probable que se haya dado cuenta que en cada uno de los puntos,  orar es muy común. La oración puede ayudarnos a tener un corazón abierto, venir al Señor en la Palabra y a enfocarnos en Cristo. Aún las oraciones cortas pueden “abrir nuestro paladar” y hacer la diferencia en nuestra lectura bíblica.

Disfrutar el sabor de Dios en Su Palabra es un gozo inefable. Al saborear a Dios, nuestros corazones son atraídos a Él y espontáneamente le amamos más a Él y a Su Palabra . Mientras nos alimentamos de Su Palabra, creceremos y estaremos saludables en el Señor.

Todos los versículos son citados de la Santa Biblia Versión Recobro. Puede pedir una copia gratuita del Nuevo Testamento Versión Recobro aquí.