¿Tiene Dios un plan?

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El mundo de hoy está lleno de problemas: guerras, crisis ambientales, violencia sin sentido, incertidumbre económica, nuevos virus preocupantes, agitación social. Cuando mira el caos alrededor del mundo, podría preguntarse: ¿Tiene Dios un plan? ¿Por qué creó todo? Y si tiene un plan, ¿cómo encajamos nosotros en él?

En esta entrada veremos versículos tanto del Antiguo Testamento como del Nuevo, junto con algunas notas claves de la Versión Recobro, para encontrar las respuestas a estas preguntas apremiantes.

Dios es un Dios de propósito

La Biblia nos muestra que Dios nunca hace nada sin propósito. Él siempre actúa intencionalmente, con un plan en mente. Por ejemplo, Apocalipsis 4:11 dice:

“Digno eres Tú, Señor y Dios nuestro, de recibir la gloria y la honra y el poder; porque Tú creaste todas las cosas, y por Tu voluntad existen y fueron creadas”. 

Este versículo deja en claro no sólo que Dios tiene una voluntad, sino que Él creó todas las cosas por Su voluntad.

Ahora leamos Efesios 1:11:

“En Él asimismo fuimos designados como herencia, habiendo sido predestinados conforme al propósito del que hace todas las cosas según el consejo de Su voluntad”. 

Aquí las palabras propósito, consejo y voluntad nos indican que Dios es un Dios de propósito.

A partir de sólo estos dos versículos, podemos ver que Dios quiere algo. Y para obtener lo que Él desea, Dios tiene un plan y obra todo según el consejo de Su voluntad.

La creación de Dios del hombre

Ya que hemos visto que Dios creó todo por Su voluntad, consideremos la creación de Dios, especialmente Su creación del hombre.

Génesis 1 nos dice que cuando Dios creó los cielos y la tierra, simplemente habló. Dios dijo: “Haya”, y las cosas llegaron a existir, incluyendo la luz, la tierra seca, las plantas, las lumbreras (el sol, la luna y las estrellas), las criaturas marinas, las aves y los animales. Dios estaba feliz con lo que creó. La Biblia nos dice que Dios vio que era bueno.

Entonces Dios llegó a la cúspide de Su obra de creación: el hombre. En Génesis 1:26, la Biblia registra por primera vez el pensamiento de Dios con respecto al hombre que Él crearía:

“Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a Nuestra imagen, conforme a Nuestra semejanza”. 

Dios quería hacer al hombre de una manera única: a Su imagen y conforme a Su semejanza. Puesto que Dios tiene una mente, parte emotiva y voluntad, Él quería que el hombre tuviera una mente, parte emotiva y voluntad.

También quería hacer al hombre conforme a Su semejanza, es decir, que se pareciera a Él. Por ejemplo, cuando usted mira una fotografía de una persona, ve la semejanza de esa persona. Dios quería que el hombre fuera conforme Su propia semejanza. 

Luego, en lugar de simplemente decir: “Haya hombre”, Dios creó al hombre de una manera muy intencional. Génesis 2:7 dice:

“Jehová Dios formó al hombre del polvo de la tierra y sopló en su nariz aliento de vida, y llegó a ser el hombre alma viviente”.

Además de crear al hombre a Su propia imagen y conforme a Su semejanza, Dios también hizo al hombre con una característica distintiva: el espíritu humano. Zacarías 12:1 dice:

“Así declara Jehová, que extiende los cielos, pone los cimientos de la tierra y forma el espíritu del hombre dentro de él”. 

¡El espíritu humano es tan especial que la Palabra de Dios lo pone al mismo nivel que la creación de los cielos y la tierra! Eso se debe a que el espíritu del hombre le permite al hombre contactar, recibir y contener a Dios.

No es de extrañar que después de que Dios creó los cielos, la tierra y finalmente al hombre, Génesis 1:31 dice esto:

“Y vio Dios todo cuanto había hecho, y he aquí, era muy bueno”. 

Sólo después de que el hombre fue creado, Dios consideró a toda Su creación no solamente como buena sino muy buena. Dios estaba feliz con todo lo que Él creó, especialmente con el hombre.

El plan de Dios para la humanidad

Dios ya tenía miríadas de ángeles para adorarle y servirle. Lo que estaba en Su corazón para la humanidad era algo diferente.

En el corazón de Dios estaba el deseo profundo de entrar en los seres humanos que Él creó con tal consideración y cuidado. Él quería que lo recibiéramos para que Él pudiera unirse a nosotros. Dios quería compartir Su vida con nosotros y vivir en nosotros. En una relación tan íntima, Dios lo sería todo para nosotros. Él viviría junto con nosotros, y nosotros seríamos uno con Él. 

Y debido a que fuimos creados a imagen de Dios y conforme a Su semejanza, al ser llenos de Él, Dios sería manifestado y expresado a través de nosotros y con nosotros. En pocas palabras, éste es el plan de Dios.

La caída de la humanidad

Hemos visto cómo Dios creó al hombre según Su plan de una manera maravillosa. Pero en este universo, Dios tiene un enemigo, Satanás. Satanás odia a Dios y odia al hombre porque el hombre cumplirá el deseo de Dios. Así que Satanás aprovechó la oportunidad y tentó al hombre a desobedecer a Dios. En lugar de recibir la vida de Dios como Dios deseaba, el hombre tomó la naturaleza maligna de Satanás. Debido a eso, toda la humanidad fue contaminada por el pecado y separada de Dios. Esta corrupción ha sido la fuente de todo el mal vicioso en el mundo a lo largo de toda la historia humana.

¡Pero nada puede impedir que Dios lleve a cabo Su plan con la humanidad! En Su sabiduría, Dios mismo se hizo hombre, Jesús. Jesús murió en la cruz por los pecados de todo el mundo. Él se encargó del problema entre el Dios justo y la humanidad pecadora. Debido a que la redención que Jesús efectuó es completamente efectiva, el plan de Dios se puede cumplir con todos los que creen en Jesús.

El plan de Dios y nuestra vida como creyentes

Como creyentes en Jesucristo, cuando lo recibimos como nuestro Salvador, nos sucedieron varias cosas maravillosas. Fuimos perdonados de nuestros pecados y salvos del juicio eterno. Y más que eso, Cristo vino a vivir en nuestro espíritu, nuestra parte más profunda.

Ahora el Salvador que nos ama y murió por nosotros ya no está fuera de nosotros. En 1 Corintios 6:17 se nos dice:

“Pero el que se une al Señor, es un solo espíritu con Él”. 

La nota 2 en el Nuevo Testamento Versión Recobro sobre un solo espíritu explica el significado asombroso de este versículo:

“Esto indica que el Señor como Espíritu se mezcla con nuestro espíritu. Nuestro espíritu fue regenerado por el Espíritu de Dios (Jn. 3:6), el cual ahora está en nosotros (v. 19) y es uno con nuestro espíritu (Ro. 8:16). Ésta es la manera en que el Señor, quien se hizo el Espíritu vivificante por medio de la resurrección (15:45; 2 Co. 3:17) y quien ahora está con nuestro espíritu (2 Ti. 4:22), es hecho real para nosotros. En las epístolas de Pablo, por ejemplo en Ro. 8:4-6, frecuentemente se hace referencia a este espíritu mezclado”.

En 1 Corintios 15:45, al que se hace referencia arriba, se nos dice:

“Así también está escrito: ‘Fue hecho el primer hombre Adán alma viviente’; el postrer Adán [Cristo], Espíritu vivificante”. 

Ahora, como Espíritu, el Señor está más que cerca de nosotros. Su Espíritu y nuestro espíritu están mezclados como uno solo. Esto nos lleva a la relación más íntima con el Señor.

El gran plan de Dios para cada uno de nosotros es que lo conozcamos no sólo objetivamente como nuestro Dios Creador, sino subjetivamente como Aquel que nos salvó y vino a vivir en nosotros.

Es porque Él vive dentro de nosotros que podemos conocerlo de una manera personal y en nuestra experiencia. Él puede hablarnos interiormente y nosotros podemos tener comunión con Él. Podemos disfrutar de Él mientras Él camina con nosotros, nos suministra, nos consuela y nos apoya todo el tiempo. En cualquier momento podemos contactarlo y experimentarlo en nuestro espíritu.

Dios quiere extenderse en nosotros

Es un hecho sorprendente que el Señor ahora está viviendo en nuestro espíritu, y podemos experimentarlo en cualquier momento. Pero Él no quiere permanecer confinado a nuestro espíritu. Él quiere extenderse de nuestro espíritu a todo nuestro ser. A medida que Él nos llena de Sí mismo, Él puede ser expresado a través de nosotros.

Vemos esto en 1 Tesalonicenses 5:23:

“Y el mismo Dios de paz os santifique por completo; y vuestro espíritu y vuestra alma y vuestro cuerpo sean guardados perfectos e irreprensibles para la venida de nuestro Señor Jesucristo”. 

Nuestro ser está compuesto por nuestro espíritu, nuestra alma y nuestro cuerpo. Dios quiere santificarnos por completo, es decir, en cada parte.

La nota 5 en el Nuevo Testamento Versión Recobro sobre este versículo es iluminadora e incluye referencias a algunos versículos claves que le recomendamos que lea. La nota nos ayuda a ver cómo Dios obra para santificarnos por completo. La primera sección de la nota define nuestro espíritu, alma y cuerpo:

“Esta palabra claramente indica que el hombre consta de tres partes: espíritu, alma y cuerpo. El espíritu como nuestra parte más profunda, es el órgano interno, por el cual tomamos conciencia de Dios y tenemos contacto con Él (Jn. 4:24; Ro. 1:9). El alma es nuestro mismo yo (cfr. Mt. 16:26; Lc. 9:25), un intermediario entre nuestro espíritu y nuestro cuerpo; por ella somos conscientes de nosotros mismos y tenemos nuestra personalidad. El cuerpo como nuestra parte exterior es el órgano externo; por él somos conscientes del mundo y tenemos contacto con el mundo material. El cuerpo contiene el alma, y el alma es el vaso que contiene el espíritu. En el espíritu, Dios mora como Espíritu; en el alma mora nuestro yo; y en el cuerpo moran los sentidos físicos”. 

Luego, la segunda sección explica cómo Dios santifica cada parte:

“Dios nos santifica primero al tomar posesión de nuestro espíritu, mediante la regeneración (Jn. 3:5-6); luego, al extenderse como Espíritu vivificante desde nuestro espíritu hasta nuestra alma para saturarla y transformarla (Ro. 12:2; 2 Co. 3:18); y por último, al vivificar nuestro cuerpo mortal a través de nuestra alma (Ro. 8:11, 13) y al transfigurar nuestro cuerpo con el poder de Su vida (Fil. 3:21). Véanse las notas 122 y 123 de He. 4”. 

Nuestra vida cristiana diaria

Nuestra vida como creyentes en Cristo es una de experimentar y disfrutar al Señor que mora en nuestro espíritu. En una relación amorosa e íntima con Cristo, podemos conocerlo y experimentarlo como todo para nosotros.

Y diariamente necesitamos mantener nuestra comunión con el Señor orando a Él, alimentándonos de Su Palabra, obedeciéndolo cuando Él nos habla sobre cualquier asunto en nuestra vida diaria, y confesando cualquier pecado del que Él nos haga conscientes. Al mantener nuestra relación amorosa con Él, Él tiene la oportunidad de crecer en nosotros y extenderse desde nuestro espíritu a cada parte de nuestra alma;  ​​finalmente, incluso avivará nuestro cuerpo.

Pero también necesitamos ver que esto no es sólo para nosotros como creyentes individuales. Dios quiere que todo Su pueblo redimido y regenerado sea saturado plenamente con Él. Entonces juntos serán la iglesia, el Cuerpo de Cristo, para expresarlo a Él en este universo, todo para la gloria de Dios.

Es por esto que Dios creó todas las cosas, y éste es Su plan para cada ser humano. Dios desea que todos los hombres sean salvos para que puedan ser parte de su plan maravilloso.

Ver el plan de Dios revolucionará la manera en que vemos el mundo y a la humanidad. Nada está sucediendo al azar. Su enemigo todavía está obrando incitando al caos y tratando de mantener a la gente alejada de Dios. Pero Dios, que es mucho más grande, está operando de muchas maneras para salvar a las personas y traerlas de vuelta a Su plan original. Esta perspectiva será una base sólida para nuestra vida cristiana e incluso nos ayudará a contarles a otros sobre el plan de Dios para ellos.

El tema del propósito y plan de Dios es grande y profundo y tiene muchos aspectos. Sólo lo hemos mencionado brevemente en esta entrada. Para una visión más detallada, puede descargar La economía de Dios aquí y comenzar leyendo el capítulo 1. 

Y si vive en los Estados Unidos, puede pedir una copia gratuita del Nuevo Testamento Versión Recobro aquí para que pueda leer todos los versículos del Nuevo Testamento que mencionamos en esta entrada y las notas y referencias de versículos que los acompañan.