Cinco ejercicios espirituales que puede practicar por medio de la oración

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La oración es un componente esencial para los creyentes en Cristo. Comenzamos nuestra vida cristiana al orar para recibir al Señor Jesús como nuestro Salvador. También crecemos en nuestra vida cristiana por medio de la oración. Orar al Señor a quien amamos y quien nos ama es la bendición máxima para nosotros los creyentes.

Sin lugar a dudas, la oración en la Biblia es un gran asunto. Pero, ¿podríamos estar limitando nuestra vida de oración con nuestros propios conceptos acerca de lo que es la oración y por cuáles asuntos debemos orar ? En la entrada de hoy, veremos sólo cinco versículos acerca de la oración que nos ayudarán a ampliar nuestra visión y enriquecer nuestra experiencia de la oración.

1. “Si confesamos nuestros pecados, Él es fiel y justo para perdonarnos nuestros pecados, y limpiarnos de toda injusticia”.—1 Juan 1:9

Ser perdonados y limpiados al confesar nuestros pecados es algo que podemos y debemos experimentar a lo largo de nuestra vida cristiana. Y es por medio de la oración que confesamos nuestros pecados a Dios.

Cada vez que el Señor redarguya nuestra conciencia acerca de algo que hayamos hecho, dicho, o aun pensado, podemos simplemente admitir nuestra ofensa a Él.

“Oh Señor, tienes razón. Confieso que he pecado. Señor, perdóname por lo que acabo de hacer. Por favor perdóname y límpiame con Tu sangre preciosa”.

Mientras más rápido confesemos nuestros pecados en oración, más rápido podremos ser perdonados y limpiados con la sangre de Jesús, y podremos disfrutar la dulce comunión con el Señor nuevamente. Podemos orar para confesar directamente al Señor dondequiera que estemos y en cualquier momento.

2. “Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para recibir misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro”.—Hebreos 4:16

A todos nos gustaría recibir más de la misericordia y gracia de Dios, en especial cuando estamos en situaciones difíciles. Pero ¿cómo podemos recibirlas? La Palabra nos dice nos acerquemos al trono de la gracia.

¿Dónde está este trono? Indudablemente, Cristo en el trono está en los cielos, pero la nota 1 en este versículo en el Nuevo Testamento Versión Recobroseñala que hoy Cristo también está en nuestro espíritu. Nos acercamos al trono de la gracia en nuestro espíritu por medio de la oración. Cuando nos volvemos de todo lo demás a nuestro espíritu al orar al Señor interiormente, experimentamos la misericordia y la gracia de Dios, incluso la gracia para la situación específica en la que nos encontramos.

Podemos acercarnos a este trono confiadamente, no por nuestros propios méritos, sino por medio de Cristo nuestro Redentor. A lo largo del día podemos hacer oraciones como esta:

“Señor Jesús, me vuelvo de todo lo demás a Ti. Gracias que estás en mi espíritu. Vengo a Ti, a Tu trono de gracia en este instante. En medio de mi situación, me acerco para recibir Tu misericordia y hallar Tu gracia”.

3. “Exhorto ante todo, a que se hagan peticiones, oraciones, intercesiones y acciones de gracias, por todos los hombres”.—1 Timoteo 2:1

La nota 2 acerca de la palabra intercesiones en el Nuevo Testamento Versión Recobro nos explica que “la palabra griega denota acercarse a Dios de una manera confiada y personal, es decir, intervenir, o meterse delante de Dios en los asuntos de otros para el beneficio de ellos”.

Cuando nuestros amigos, familiares o compañeros de trabajo tienen dificultades, podemos acercarnos a Dios en oración por ellos. Quizás no podamos resolver sus problemas, pero podemos interceder por ellos.

Los versículos 3 y 4 del mismo capítulo dicen que orar por las personas es bueno y aceptable delante de Dios nuestro Salvador, ya que Él desea que todos los hombres sean salvos y vengan al pleno conocimiento de la verdad. En especial, podemos orar por las personas que sabemos aún no son salvas. Por ejemplo:

“Señor Jesús, te pido que salves a mi primo. Señor, oro que crea en Ti. Obra en su vida y en su corazón para que pueda abrirse a Ti”.

4. “Por nada estéis afanosos, sino en toda ocasión sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios por medio de oración y súplica, con acción de gracias”.—Filipenses 4:6

Mientras más pensamos en nuestros problemas, sean grandes o pequeños, más afanosos nos sentimos. Pero podemos trascender nuestros sentimientos al orar, aun con acción de gracias. En medio de nuestras circunstancias preocupantes, por medio de la oración podemos contactar al Señor Jesús, quien nos llena de la paz de Dios y nos libera del afán.

“Oh Señor, gracias que puedo traerlo todo a Ti. Y gracias por ser mi verdadera paz. No necesito estar afanoso porque sé que Tú cuidas de mí. Gracias, Señor”.

5. “Y recibid el yelmo de la salvación, y la espada del Espíritu, el cual es la palabra de Dios; con toda oración y petición orando en todo tiempo en el espíritu”.—Efesios 6:17-18

Según estos versículos, el Espíritu es la Palabra de Dios, y recibimos la Palabra orando en nuestro espíritu. Ejercitar nuestro espíritu al orar con la Palabra de Dios es una manera maravillosa de orar. Si no sabemos qué orar, simplemente podemos leer un versículo y orar al Señor usando las palabras de ese versículo. Por ejemplo, usemos la frase “Yo soy el pan de vida” de Juan 6:48:

“Oh Señor, Tú eres el pan de vida. Señor, Tú eres el pan que sacia mi hambre. Gracias, Señor, por ser el pan de vida. Gracias por darme vida eterna”.

La oración es nuestra respiración espiritual

La oración es tan esencial en nuestra vida cristiana como lo es la respiración para nuestra vida física. Es nuestra respiración espiritual. Al igual que la respiración, la oración es algo que podemos practicar en cualquier momento y en cualquier lugar para experimentar perdón, recibir misericordia y hallar gracia, interceder por otros, ser salvos del afán y recibir la Palabra de Dios. ¡Gracias al Señor que podemos experimentar tantas cosas al orar!

Todos los versículos y las notas son citados de la Santa Biblia Versión Recobro. Puede pedir una copia gratuita del Nuevo Testamento Versión Recobro aquí.